Aprendemos de la experiencia. A medida que nos enfrentamos a nuevos desafíos, nuestros éxitos y fracasos mejoran nuestra capacidad de afrontar situaciones similares en el futuro. Lamentablemente, el aprendizaje basado en la experiencia solo suele servir a cada persona en particular: cada uno de nosotros aprende de su propia experiencia y los demás se ven obligados a hacer lo mismo. Sin embargo, la gestión del conocimiento tiene la capacidad de cambiar esto.
Mediante la creación de un solo sistema de TI capaz de almacenar y recuperar los conocimientos y experiencias colectivos adquiridos por el personal de una organización, la gestión del conocimiento comparte la experiencia entre los empleados. Esto permite una mayor eficiencia, una capacidad de toma de decisiones mejorada y una resolución de problemas más rápida y precisa.
Además, la gestión del conocimiento ayuda a fomentar la innovación. Al poder acceder fácilmente a ideas y experiencias compartidas, así como a información actualizada, los empleados disponen de los recursos que necesitan para desarrollar un pensamiento creativo y realizar cambios culturales importantes para adaptar su organización a fin de abordar mejor las necesidades empresariales cambiantes.
La gestión del conocimiento también puede ayudar a disminuir la rotación de empleados, ya que les brinda conocimientos avanzados sobre cómo hacer su trabajo de manera más eficaz.
Pero quizás lo más importante sea que la gestión del conocimiento permite a las empresas seguir siendo competitivas. Al compartir experiencia e información a través de herramientas de uso fácil, las empresas adquieren más flexibilidad e inteligencia y están mejor preparadas para detectar problemas fácilmente e innovar con mayor rapidez.